Ayer por la tarde pasé por la calle Ciudad de Santander
en Cádiz y, me llamó la atención una "casa de fotos", como lo
llamamos por aquí o, dicho de un modo más correcto, un establecimiento donde se
realizan reportajes fotográficos.
Se notaba claramente que llevaba años cerrada, y aun se
podían ver en sus escaparates las fotografías descoloridas y raídas llenas de
recuerdos de bodas, bautizos y comuniones de otras épocas, donde los vestidos
daban cuenta de la misma.
Me llamó mucho la atención y, me sobresaltó un
pensamiento en forma de preguntas. ¿Dónde pongo yo mis recuerdos? ¿Qué ocurre
con las cosas que olvido? ¿Donde las meto? ¿Donde las guardo?
A caso les di alas y volaron a un rincón perdido de mi
memoria o los guardé dentro de un cajón en mi desván.
Me pregunto si realmente mis experiencias pasadas y mis
recuerdos viven o mueren en el olvido o, sólo duermen esperando a que un día
los recuerde y despierten.
Sé que si olvidamos momentos importantes es porque en esa
ocasión fueron importantes y, en nuestro vivir hemos acumulado otros en su
lugar. Pero los inolvidables, esos perduraran siempre porque son los que nos
hacen ser como somos.
No importa que sean buenos o menos buenos, esas
experiencias nos definen.
Soy lo
que soy, lo que fui y lo que seré.
Lo mejor es ser consciente y saber que si aún están ahí,
en nuestra mente y en nuestro corazón, es por alguna razón.
Lidera
tus buenos y malos recuerdos, aprenderemos de ellos en el
presente y nos aclarará el futuro.