martes, 27 de agosto de 2013

¿VES LA SOMBRA DE LO QUE ERES O, DE LO QUE NO ERES?

¡Vaya! Parece una pregunta  bastante extraña, pero a veces me la hago.

En verdad, aparentamos lo que somos o, lo que nos gustaría ser, o por otro lado, lo que los demás esperan de nosotros/as. 

Hay una canción que dice…. “Cuando nadie 
me ve, puedo ser o no ser… Cuando nadie me ve pongo el mundo al revés”….



En la soledad o en compañía íntima podemos ser lo que queremos.

Probémoslo una vez y, luego comparemos con nuestro yo público.

Con toda la razón del mundo me podréis decir que en sociedad hay que guardar ciertas formas y, desempeñar el rol adecuado a cada situación.

Ante esta afirmación, con la que estoy totalmente de acuerdo, dado que, para ser aceptados en sociedad se nos exige, por decirlo de algún modo “ser políticamente correctos/as”. Pero cuando nos miramos al espejo, por ejemplo, antes de irnos a dormir, cuando ya no tenemos maquillaje o, a los que se afeitan por las mañanas, ya tienen un poco de barba. Ahora en ese momento, ¿sabemos quiénes somos?

Enhorabuena. 

La aceptación es el primer paso para conseguir todas nuestras metas. 

Mirarnos a nuestro espejo interior es señal de valentía.

Aunque en nuestras vidas públicas y semipúblicas debamos desempeñar roles impuestos, debemos ser conscientes que cuando nadie nos ve podemos ser o no ser, somos nosotros y nosotras mismas.

Seguro que te gustas.

Lidera tu espejo interior, porque…. ¡Me gusto así!



Nota: Según la PNL todos tenemos recursos dentro de nosotros /as para mejorar nuestras vidas, sólo hay que saber cómo mirarlos y mirarnos. Suzie Smith, Tim Hallbom y Robert Dilts, nos aconsejan mejorar nuestra capacidad de amarnos y apreciarnos.

martes, 6 de agosto de 2013

¿Te conoces bien?

Una de las razones que me impulsaron a escribir este blog fue, darme cuenta de cómo se toman las decisiones en la vida, como nos influye nuestro entorno y los que habitan en él.
Es por ello que he echado cuentas, de cuantas veces en el tren de mi vida me cruzo con personas que toman mi vagón por un rato y, luego se apean.
A determinadas edades ya se debe saber bien y, es conveniente saber muy bien, que es lo que se quiere y, también lo que no se quiere. Es importante saber dónde se quiere estar y, donde quiero estar, al medio y al largo plazo. Dentro de lo que necesito también es bueno tener prioridades, objetivos y metas.
Si no nos proponemos algo cada día, parece que ese día cuando acaba, acaba incompleto. Son propósitos sencillos como regalar algo que no cueste dinero, como una sonrisa, unos “buenos días” o un “te quiero”.

A determinada edad en la vida uno ya debe saber lo que quiere y en que vagón viajar.


Debemos saber romper con nuestras zonas de seguridad, si es necesario. Esas zonas donde el confort se disfraza de cobardía, porque lo desconocido da miedo, porque lo desconocido es sólo para valientes que se enfrentan a sí mismo.
A veces se juega a ganar y se pierde, pero te llevas la satisfacción de haber jugado, de haber aprendido y de aprender a perder.
No es fácil salir de tu zona de confort, no es fácil enfrentarse a uno/a mismo/a y decir “no me vale”, “esta seguridad, no me vale”. Esta seguridad es tóxica.
Depende de ti alimentarla, alimentar esa falsa zona de confort y seguridad que te impide avanzar.
Todos/as  tenemos zona de confort donde nos sentimos cómodos/as, como “pez en el agua” y, aun así, esta zona resulta poco estimulante y no nos propone retos. Nos estanca.
Lideremos nuestras vidas y expongámonos a lo desconocido.
Cuanto más pequeña sea nuestra zona de confort más fácil nos será salir y volver a entrar en ella. Para ello debemos estar acostumbrados/as a realizar pequeños cambios con asiduidad. Nos exponemos y nos confortamos para volver a coger fuerzas y salir de ella otra vez.
Durante el  recorrido en mi tren personal he encontrado a muchas personas que no reconocen si están o no en su zona segura y, aunque les ayude a reconocer algunas pistas para ello, no lo he conseguido. Es por eso que hoy comparto con vosotros/as, alguna de esas pistas.
TU CUERPO. Cuando estamos incómodos/as nuestros cuerpo lo manifiesta. Por ejemplo, un mareo, unas náuseas o un dolor recurrente. Es algo que cada cual conoce bien, aunque no haya reparado en ello. Yo la detecto cuando me empieza a molestar la ropa que llevo. Es muy bueno estar atentos/as a las pistas que nuestro cuerpo nos dá.
TU MENTE. Es un arma de doble filo. Si nuestra zona de seguridad es grande pensaremos que no vale la pena exponerse y nos frenará. Por el contrario podríamos estimularla queriendo hacer algo diferente a lo habitual.
TUS SENTIMIENTO. Cuando decidimos hacer algo que no nos convence nos sentimos incómodos, incluso cuando aún no lo hemos hecho.
TU SABER. Cuando hayamos decidido salir y exponernos, es bueno saber hacía donde vamos. No es aconsejable tirarse a la piscina sin saber si está llena de agua. Lo importante es dar el paso con seguridad.
Analizando estas pistas seguro que en alguna ocasión te habrás encontrado incómodo/a.
Hay una canción de Mecano que se titula, “Me cuesta tanto olvidarte”, donde dice Ana Torroja…. “aunque fui yo quien decidió que ya no más y, no me canse de jurarte que no habrá segunda parte, me cuesta tanto olvidarte”… es una manera de salir de una situación tóxica, enfrentarse a lo desconocido, sentir como te molesta no sólo la ropa, sino la piel, notar como tu mente te frena y te vuelve hacia el pasado, tus sentimientos se confunde y, lo importante es saber que tu decisión es la correcta.
Lidera tu vida atenta/o a tu cuerpo, a tu mente y a tus sentimientos.


NOTA: Reflexiones sobre el AutoCoaching. Inteligencia Emocional. Programación Neurolinguística.