Comparativa entre los días nublados y la palabras que impiden una comunicación fluida y eficaz
Ayer me encontraba en el paseo marítimo de Cádiz y, algunas nubes comenzaron a tapar el sol justo cuando estaba cayendo la tarde. En un momento tan expresivo de la naturaleza me puse a pensar en lo siguiente.
Al igual que los días nublados nos impiden ver el sol en su totalidad, las palabras a veces nos impiden llegar a una comunicación fluida y eficaz.
La falta de luz en los esquemas de nuestros mensajes hacen que nuestra comunicación no describa, ni transmita con claridad nuestros pensamientos y sentimientos.
Muchas veces, por no decir la mayoría de ellas, hablamos y expresamos emociones sin un orden lógico en el lenguaje verbal, haciendo que nuestra kinesia no concuerde con nuestras expresiones verbales, giros o gestos.
Todo esto impide que nuestro interlocutor o interlocutora nos llegue a entender dando lugar a malos entendidos y, a situaciones incómodas.
¿Nunca hemos pensado en la cantidad de palabras que necesitamos para exponer un pensamiento, deseo o sentimiento?
Esta opacidad, como en los días nublados, ocultan lo que creemos que estamos transmitiendo llegando a una incomprensión con nuestro entorno y, entonces aunque el sol este entre nubes, nos colocamos las gafas de sol y, evadimos aun más nuestro entorno.
Para evitar estas situaciones debemos de correlacionar nuestros pensamientos con nuestras emociones, haciéndolas ir a compás y elaborando una comunicación pautada y armónica, dando énfasis a lo que realmente creemos importante y, relajando los gestos cuando la comunicación lo requiera, haciendo participe a nuestro/a interlocutor/a de nuestro mensaje, consiguiendo que empatice con nosotras/os.
Sólo así, conseguiremos que el cielo se despeje y que brillen nuestras palabras.
Lidera tu comunicación desde las emociones.