lunes, 20 de octubre de 2014

TANTO PARECES QUE TIENES, TANTO VALES

Cada uno de nosotr@s tenemos una forma particular de vernos, de mirarnos. Todo nuestro comportamiento, nuestros movimientos, acciones y opiniones son un reflejo de como nos percibimos según nos describen los demás y, a partir de sus apreciaciones.

Este conjunto conforma nuestra manera particular de ver la vida, de descubrir nuestro entorno. Dependerá si apreciamos los retos de una manera positiva como oportunidades, o por el contrario, estos retos se convierten en obstáculos insalvables.

En mis cursos suelo repetir una frase sacada de una serie de televisión y, de uno de sus personajes más carismáticos, la frase en cuestión es "me minas la moral". Si lo pensamos, con toda certeza nos vendrá a la menta alguna que otra persona negativa que ve el mundo siempre de color gris o, directamente negro.

Tanto si vemos nuestro entorno de gris o de rosa, nuestra opinión la vamos a comunicar hacía el exterior, de una u otra manera, con lo que decimos y como lo decimos, con lo que hacemos o dejamos de hacer y, por supuesto con nuestras acciones.

Del mismo modo, actuamos con todo lo demás. Es decir, si veo la vida de rosa, llena de retos y oportunidades, con total probabilidad seré capaz de verme superando todos los obstáculos y avanzando en mi carrera. Por lo tanto, la opinión de mi mism@ será positiva, así me describiré de un modo positivo y la comunicación transmitirá una actitud enérgica, decidida, serena y de confianza.

Por el contrario, si mis días son grises y sólo pienso que "la cosa está muy mal", las oportunidades que puedan encontrarse en mi entorno pasaran desapercibida e incluso, yo misma, pasaré desapercibida para ellas, dado que mi discurso será plano, triste, desmotivado, dubitativo e incierto.

Con esto sólo quiero conseguir que pienses. Que pienses sobre ti mismo, sobre ti misma. Si lo haces delante de un espejo podrás ver la persona que eres. Si además de ver, miras hacia dentro podrás saber que opinión tienes de ti mismo, de ti misma. Y aun más, según llegas a unas conclusiones o, a otras podrás descubrir lo que proyectas a tu entorno.

En este punto, tendrás que decidir que actos necesito comenzar, emprender para desarrollar una comunicación positiva, una manera distinta de transmitir, verbal, no verbal y, a través de mi actitud.

Si pensamos en las personas con las que nos movemos, estamos y relacionamos habitualmente, también tienen una opinión de nosotros.

¿Cómo nos ven ellos? ¿Cómo interactúan conmigo? Puede que descubras que hay una relación entre tu opinión y lo que ellos opinan sobre ti.

Para llevar este ejercicio a la práctica es interesante que lo hagas con diferentes personas. Entre ellas pueden ser amigos, compañeros de trabajo o de ex-trabajos, familiares e incluso, conocidos.
A mi me funciona una práctica que realizo de vez en cuando en Facebook. Consiste en preguntar a mis contactos que me imaginen como un libro, como un personaje famoso, como una película o como una canción.

Los resultados son sorprendentes, como anécdota, me suelen comparar con diversos personales famosos como Margeret Thatcher o Juana de Arco, con películas como Erin Brockovich o Lo que el viento se llevo. De estos ejemplos, puedo sacar lo positivo o lo negativo, pero he de reflexionar si lo que quiero proyectar, coincide con el concepto que los demás tienen sobre mi.

Depende de ti, de decidir sobre tu vida gris con obstáculos o, tu vida en rosa con oportunidades.

Lidera tu imagen, la tuya y la que das a los demás.