¿Quien tiene la culpa de mis fracasos? ¿Los
demás?
¿He escuchado y dicho alguna vez ¡La culpa no es mia! o… ¡Yo no fui!?.
¿He escuchado y dicho alguna vez ¡La culpa no es mia! o… ¡Yo no fui!?.
Siempre buscamos la manera de librarnos de las
culpas, señalando a otras personas como las responsables.O bien, cuando no nos queda otra decimos:
¡“la culpa es de todos”!... La culpa, es la excusa ideal, para disfrazar nuestra
incapacidad para asumir la responsabilidad de nuestros errores cometidos.
Lo triste de esto es que “echar la culpa” se ha
convertido en una cultura enraizada de la sociedad en la que vivimos.
La vida me ha enseñado a cambiar de visión y convertirme en un aprendiz de mis propias experiencias, asumiendo la responsabilidad de todos mis actos.
He dejado de ser víctima de mis errores, buscando siempre el ¿Porqué..? y he decidido, ser aprendiz, decido aprender de lo bueno y de lo malo.
Creerse “víctima” no es un sentimiento. Es una “MALA
ACTITUD”, un comportamiento humano involutivo, alejado de toda posibilidad de
desarrollo. La actitud de víctima hace que las personas huyan de
asumir sus responsabilidades y terminen “lavándose las manos” fabricando excusas.
He decidido que no me tengan lástima, no quiero ser una mujer gris, ciega y sin alma,.... vencida.
El aceptar mis errores y fracasos, me permite recibir la sabiduría que se
esconde detrás de toda adversidad.Me proporciona conocimiento y capacidad de ser más creativa, más ingeniosa y tener más herramientas para resolver problemas.