Hemos escuchado más de una
vez la frase típica de "hoy me he
levantado con el pie izquierdo", y ya nada tiene arreglo, el resto del
día vamos cojeando.
Somos irremediablemente
emocionales y sugestionables.
Ciertamente, está demostrado
que las emociones mal gestionadas nos traen consecuencias negativas para
nuestra salud mental, e incluso física. Nos deprimimos, nos estresamos, nos
activamos y, todo ello sin una buena gestión nos traerán consecuencias sobre
nuestro organismo.
En la mayoría de las
ocasiones no somos conscientes del riesgo que conlleva para nosotras y nosotros
el descontrol de las emociones y, de los beneficios que tendrían para nuestra
salud una buena gestión sobre las mismas.
Bien es cierto, que casi
todo el tiempo vamos en modo automático por la vida, y es por ello, que en la
actualidad las técnicas de relajación y del control del estrés estén de nuevo
de moda y, se adopten filosofías como el Mindfulness, que nos ayudan a no
dejarnos llevar.
Vivimos constantemente en
automático, de una manera light por la vida. Si os hago una pregunta fácil,
seguro que todas y todos me podríais decir, si antes de arrancar el coche para
ir hacia el trabajo, habíais planificado la ruta. Es bastante fácil,
automáticamente lo solemos hacer sin darnos cuenta. Pero ahora, si os pregunto
por cuantos semáforos habéis visto durante vuestro recorrido, la respuesta se
complica. Vemos sólo lo que queremos ver, pero sentimos todo lo que sucede a
nuestro alrededor, es por ello, que las emociones nos influyen mucho más de lo
que imaginamos.
Ser un ser autómata por la
vida, nos puede dar rapidez de acción, también nos permite hacer más de una
tarea a la vez. Así visto, no parece que haya lado negativo en ser un autómata.
Yo pienso que vivir sin la
emoción de sentirse vivo es un sinvivir, de ahí que sobrevenga el estrés, la
ansiedad, la depresión, la desmotivación, y aun peor, la paralización o la
repetición de hábitos tóxicos e inútiles.
Emociones como la apatía, la
agresividad, la pasividad, el miedo, el rencor, la culpa, nos paraliza cuando
vamos en modo autómata. No gestionamos nuestras emociones en tiempo real,
anulamos la comunicación, nos encerramos y no avanzamos.
Cuando pienso en un
autómata, se me viene a la mente la imagen de un robot que sólo actúa mediante
unas instrucciones, sean correctas o no y, repite constantemente una acción o
tarea.
Al intentar vivir sin
emociones, nos estamos haciendo víctimas de ellas porque perdemos la libertad
de tomar las respuestas más acertadas a la realidad que nos rodea en ese
preciso espacio y tiempo.
Lidera tus emociones,
conviértelas en valor para sentirte viva, para sentirte vivo.